Una escena de música indie donde a los grupos no se les permite tocar

HONG KONG Justo después de que el grupo de rock terminó su actuación, un escuadrón de agentes de policía con equipo antimotines entró en el edificio industrial, pasó el vestíbulo del elevador de carga y cruzó las puertas de Hidden Agenda, un club de música ground-floor en Hong Kong.

Siguieron gritos y ladridos de los perros policía y cuatro músicos de Gran Bretaña y Estados Unidos marcaron a sus abogados desde detrás de una cortina negra que los separaba de un público desorientado, según personas que fueron testigos del episodio en una reciente noche de primavera.

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“No soy un criminal”, relató el dueño del club, Hui Chung-wo, que le dijo a los agentes. De todos modos lo arrestaron, bajo sospecha de permitir que ciudadanos extranjeros actuaran sin visas de trabajo.

Pocos músicos “indie” en Hong Kong se sorprendieron por la incursión policiaca. Hidden Agenda, por ejemplo, ha cerrado tres locales anteriores debido a problemas regulatorios desde 2009.

“Los locales de actuaciones en vivo siempre están cerrando por falta de fondos o regulaciones en cuanto al uso de edificios”, dijo Jerry Tse, el bajista del grupo de rap-metal Sexy Hammer.

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Expertos en políticas dicen que los problemas de Hui en Hidden Agenda, el corazón latiente de la escena de la música indie “interpretada en vivo”, ilustran cómo los reglamentos de zonificación y de actuaciones en esta ciudad de 7.4 millones de habitantes son tan restrictivas que impiden la expresión artística y el desarrollo cultural.

Los fabricantes locales se reubicaron en su mayor parte en la cercana China continental hace una generación, convirtiendo las fábricas vacías en espacios ideales para los grupos prometedores. Un puñado de emprendedores abrió clubes que eran austeros en su mobiliario pero estaban llenos de cerveza barata y energía juvenil.

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Pero muchos de los clubes han cerrado, a menudo tras violar regulaciones que los críticos dicen de hecho criminalizan la mayoría de las actividades no industriales. El resultado es que los grupos indie de Hong Kong están siempre buscando lugares para actuar; una indignidad adicional para músicos y fanáticos de clase obrera en un centro financiero donde la vida nocturna atiende en gran medida a personas con salarios corporativos.

“No estamos hablando de la clase alta o el arte de clase superior”, dijo Tanya Chan, una legisladora del prodemocrático Partido Cívico de Hong Kong, sobre la música en Hidden Agenda y otros locales casi clandestinos en los barrios industriales de la ciudad.

“No veo porqué los ciudadanos comunes o los amantes de la música no pueden tener su propio lugar para tocar música”, añadió. “Si no existen esas opciones en nuestra ciudad, eso es una lástima”.

Hong Kong tiene menos de 13 locales de actuaciones en vivo a escala pequeña, principalmente en edificios industriales, y otros siete, incluido Hidden Agenda, que serían considerados de tamaño mediano o grande, dijo Adrian Chow, un compositor y productor que supervisa a los grupos musicales en el Consejo de Desarrollo de las Artes de Hong Kong, un organismo asesor financiado por el gobierno.

Muchos de esos locales pasarían apuros para sobrevivir incluso sin regulaciones onerosas porque el mercado inmobiliario está entre los más caros del mundo. Lo que es más, un reciente programa de “revitalización” industrial dio a los propietarios incentivos financieros para convertir los edificios industriales en oficinas, pero también elevó el valor de esos espacios en distritos como Kowloon Este, un área popular para los locales de actuaciones en vivo.

Pero músicos y expertos en políticas dicen que las regulaciones de zonificación, higiene y seguridad contra incendios son al menos un dolor de cabeza igual de grande para los sitios de espectáculos en vivo, y quizá incluso más una amenaza a largo plazo para la escena de la música indie.

Un problema clave, dicen, es que los locales en los edificios industriales no pueden solicitar una licencia para entretenimiento público a menos que compren una dispensa prohibitivamente costosa.

Jeremy Tam, un legislador del Partido Cívico que representa a Kowloon Este, dijo que esa dispensa muy probablemente costaría a un local de espectáculos en vivo como Hidden Agenda entre 128,000 y 192,000 dólares al año. No obtenerla técnicamente haría ilegal a cualquier concierto en un edificio industrial.

El Departamento de Terrenos, que en parte supervisa las licencias de entretenimiento, señaló en una declaración enviada por correo electrónico que un objetivo primario de sus políticas era desalentar el tráfico a pie en los edificios industriales, los cuales se dice generalmente enfrentaban mayores riesgos de incendios que otros tipos de edificios.

Pero Tam dijo que era evidentemente posible modificar las obsoletas reglas de zonificación y actuaciones en vivo sin amenazar a la seguridad pública.

Jan Curious, el nombre en escena del cantante del grupo Chochukmo, llamó irónico que las restricciones sobre la música en vivo en esta ciudad china semiautónoma fueran más duras que las de la China continental, donde el discurso político está mucho más restringido.

A las autoridades ahí no les interesa vigilar los conciertos, dijo. “Quizá vengan y pidan dinero. Pero no te dirán que lo suspendas”.

Hanes Cheung, el guitarrista del grupo Twisterella, dijo que el local de espectáculos en vivo promedio tendía a cerrar después de unos dos años y la escasez de locales musicales adecuados a menudo obligaba a los grupos a actuar en restaurantes.

“Las regulaciones matan a toda la escena”, dijo.

Mike Ives
© 2017 New York Times News Service