En BC los mal llamados influencers pagados por la Fiscalía de Justicia callaron o minimizaron los ataques contra este órgano
Vivimos en un mundo en que la realidad palpable y cierta se ha convertido en la mal llamada realidad virtual, y en el que la inteligencia del ser humano se ha transformado en la inteligencia artificial.
Las barreras entre un mundo y otro solo están divididas por las pantallas, sean del celular, computadora o el cine donde bajo el argumento de los “multiversos”, costosas películas ofrecen argumentos absurdos a nuestros niños y jóvenes.
Sirva esta argumentación para entender la falsedad de las redes sociales en donde la realidad virtual corre en un sentido y la realidad verdadera avanza en otro.
En la República de Twitter, hoy X, la oposición mexicana sería la triunfadora y sus argumentos y descalificativos, habrían bastado para cambiar el curso de las elecciones.
Detrás de esas tendencias, hoy llamadas trendings, de las granjas de bots que constan de miles de celulares con cuentas automatizadas, de los seguidores inorgánicos obtenidos a base de falsa publicidad, hay miles de millones de pesos en juego de empresarios y políticos les deje muchos más dineros de los que invirtieron para sesgar la opinión pública.
Sin ir más lejos, en Baja California los mal llamados influencers pagados por la Fiscalía de Justicia callaron o minimizaron los ataques contra este órgano que le dieron la vuelta al mundo al ser calificados como actos terroristas.
Es por ello que hoy más que nunca somos nosotros los que debemos decidir si avanzamos en un mundo real o queremos vivir en el mundo de los sueños y de las falsas realidades.