Una sorpresiva dificultad acompaña al poderoso galope de una estrella

DALLAS, TEXAS. El jamaiquino Usain Bolt apareció en la pantalla de video, corriendo en cámara lenta en la segunda mitad de una carrera de 100 metros. Cada zancada cubría 2.70 metros, el torso se movía de arriba a abajo casi imperceptiblemente, los pies golpeaban la pista y se elevaban tan rápidamente que no tocaba el suelo con los talones.
Bolt es el corredor más rápido de la historia, el titular del récord mundial en los 100 y 200 metros y la única persona que ha ganado ambos eventos en tres Juegos Olímpicos. Los científicos todavía están tratando de averiguar cómo alcanza Bolt esa velocidad sin precedentes.
En junio, investigadores de la Universidad Metodista del Sur, que están a la vanguardia en la biomecánica de la carrera, anunciaron haber encontrado algo inesperado en el examen del video de la zancada de Bolt: la pierna derecha parece golpear la pista con un 13 por ciento más fuerza que la izquierda. Y en cada zancada, la pierna izquierda se queda en el suelo un 14 por ciento más tiempo que la derecha.
Esto contradice el sentido común, basado en ciencia limitada, de que una zancada dispareja tiende a frenar al corredor.
Por tanto, el equipo de investigadores del Laboratorio de Desempeño Locomotor de la SMU está analizando una serie de preguntas. ¿Influye en la velocidad la uniformidad de la zancada? ¿Bolt optimizó esa irregularidad para ser el hombre más rápido? Y, si hubiera tenido una zancada más equilibrada en sus mejores tiempos, ¿hubiera podido correr aun a mayor velocidad de 100 metros en 9.58 segundos y 200 metros en 19.19 segundos?
“Esa es la pregunta del millón de dólares”, responde Peter Weyand, director del laboratorio de la SMU.
El estudio de Bolt llevado a cabo en la SMU y dirigido por Andrew Udofa, investigador de doctorado, todavía no está terminado. Y todavía no se conocen bien los efectos de las zancadas asimétricas en la velocidad. Pero en lugar de ir en detrimento de Bolt, las consecuencias de una zancada dispareja de hecho podrían ser benéficas, asegura Weyand.
Podría ser que Bolt se acomodó naturalmente a esa zancada para ajustarse a los efectos de la escoliosis. Este padecimiento le curvó la espalda hacia la derecha e hizo que tuviera la pierna derecha ligeramente más corta que la izquierda, según su autobiografía.
Los hallazgos iniciales del estudio fueron presentados en junio en una conferencia internacional sobre biomecánica en Colonia, Alemania. La mayoría de los corredores de élite tienen una zancada relativamente pareja, pero no todos. El grado en que varía la zancada de Bolt parece ser insólito, precisó Weyand.
“Nuestro punto de partida es que probablemente él optimizó su velocidad y esa asimetría lo refleja”, explicó Weyand. “En otras palabras, corregir esa asimetría no lo aceleraría e incluso podría frenarlo. Si llegara a correr de forma simétrica, sería un paso muy antinatural para él.”
Antes se suponía generalmente que los corredores más rápidos lograban su máxima velocidad balanceando las piernas más rápidamente que los corredores lentos, al tiempo que reacomodaban las extremidades entre el despegue y el aterrizaje.
En un estudio de 2000, Weyand, que entonces trabajaba con un equipo en Harvard, determinó que los corredores de élite no balanceaban las piernas notoriamente más rápido en el aire. Más bien, alcanzaban su velocidad máxima golpeando el suelo con más fuerza en relación con el peso de su cuerpo y por menos tiempo que los demás.
En el caso de los corredores olímpicos, esa fuerza culminante puede equivaler a cinco tantos el peso del cuerpo, lo que les proporciona elevación e impulso para empezar la siguiente zancada. En el caso de Bolt, su fuerza culminante puede rebasar los 450 kilos.
La fuerza culminante se aplica 30 milisegundos después de golpear la pista. Es uno de los momentos más importantes de la carrera corta. Poner menos fuerza en el suelo significa tener menos rebote en el aire. Laurence Ryan, físico del laboratorio de SMU, dice que esos son los “30 milisegundos de gloria”.
En otras palabras, afirma Weyand, “el atleta gana su medalla o está fuera de la carrera según ese breve momento”.
Los corredores como Bolt aterrizan justo detrás de la zona del metatarso, con lo que golpean el suelo a un ángulo de unos 6 grados. La espinilla se desacelera abruptamente, absorbiendo 16 Gs de fuerza. El talón cae solamente 20 milisegundos antes de volver a subir. El tiempo que pasa en el suelo en total con cada zancada es de unos 90 milisegundos.
En efecto, hay una forma biomecánica para que los corredores de primera categoría corran extremadamente rápido.
“Son como una máquina”, indica Weyand. “Es increíble en qué medida todos ellos hacen lo mismo.”
Los investigadores de la SMU no sabían que Bolt tenía una pierna más larga que la otra cuando empezaron su estudio hace seis meses. Estaban probando una técnica basada en movimientos llamada modelo de dos masas, que permite determinar las fuerzas en el suelo mediante video de alta velocidad de carreras, en lugar de usar caminadores con equipo especial en el laboratorio.
Udofa, el jefe de investigadores, examinó 20 pasos dados por Bolt y por otros tres corredores de élite de los 100 metros, usando el video de una carrera en Mónaco de 2011.
En promedio, Bolt golpeó el suelo con casi 490 kilos de fuerza culminante en la pierna derecha y 433 kilos en la izquierda. Ya que tiene la pierna derecha más corta, esta tiene una caída ligeramente más larga en la pista, lo que contribuye a que ese paso tenga mayor velocidad.
“Lo que se pensaría lógicamente es que conviene que las dos piernas transmitan tanta fuerza como sea posible; y si una de ellas no transmite la misma fuerza, si transmitiera más fuerza, él iría más rápido”, señala Weyand. “Pero esa lógica superficial en realidad no se aplica.”
Para Bolt, una adaptación natural fue dejar la pierna izquierda en el suelo ligeramente más tiempo en cada paso: 0.097 segundos, a diferencia de los 0.085 segundos de la derecha. Esto le da ligeramente más tiempo para generar más fuerza con la pierna izquierda, indica Weyand, dándole mayor levantamiento del suelo.
Ralph Mann, pionero de la investigación en biomecánica en los Estados Unidos, aseguró que podía detectar una especie de galope en la zancada dispareja de Bolt. Pero una variación de 13 o 14 por ciento es sorprendente, agregó, dado que en su trabajo como consultor de Atletismo EUA, el órgano que rige los deportes atléticos en Estados Unidos, generalmente encuentra entre los corredores de élite una asimetría hasta de 7 por ciento cuando mucho.
“Es una cifra enorme; cuando la vemos vamos a encontrar alguna anomalía física”, señaló Mann, que ganó medalla de oro en la carrera de 400 metros con obstáculos en los Juegos Olímpicos de Múnich en 1974. Pero al reforzar la supuesta pierna débil, agregó, “no veo ninguna razón de que eso no mejore el desempeño”.
Hay una persona que no encuentra particularmente interesante las investigaciones de SMU. Esa persona es el mismo Bolt. Su agente, Ricky Simms, señaló en un mensaje de correo electrónico que “él no es de las personas que estudian ese tipo de cosas”.

Jeré Longman
© 2017 New York Times News Service