Universidad Trump resultó ser cuna de fraudes y escándalos

CIUDAD DE MÉXICO.- Lejos de ser una institución con alta reputación, conforme se sabe más sobre la Universidad Trump se descubren nuevos fraudes, escándalos, estafas, actos deshonestos y mentiras.

Esta universidad fue creada en 2005, desde entonces los alumnos eran timados, se les ofrecía comprar un ‘aprendizaje de un año’ pero en realidad se trataba de un curso de tres días con un costo de mil 495 dólares.

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Muchos alumnos que aceptaron pagar la matrícula terminaron pagando hasta 34 mil 995 dólares (cerca de 630 mil pesos mexicanos) por lo que supuestamente era una instrucción privada por parte de supuestos expertos en el negocio de bienes raíces, algunos de los cuales el mismo Trump luego reconoció no tenían las cualificaciones necesarias.

No solo con los alumnos hubo engaños y abusos, ahora se sabe que el manual para el personal de la Universidad Trump contenía instrucciones de cómo evadir investigaciones por parte de las autoridades, incluso una que prohibía entregar documento alguno a los investigadores sin una orden judicial, así lo han expuesto registros de la institución revelados recientemente.

Enseñarles a los empleados las maneras de eludir pesquisas policiales podría parecer una práctica inusual para una compañía organizadora de cursos del negocio inmobiliario, pero en la Universidad Trump, que fue objeto de investigaciones por parte de procuradores, tanto republicanos como demócratas, era cuestión de rutina.

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Las instrucciones al personal de la Universidad Trump, publicadas esta semana por un juez federal del sur de California, contradicen las aseveraciones del ahora virtual candidato republicano de que se trataba de una iniciativa inocente. En realidad, los documentos muestran prácticas cuestionables y ganancias que en su mayor parte fueron al mismo Trump.

Un instructor animó al equipo a investigar en el pasado de los alumnos para venderles mejor productos específicos.

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Si un futuro alumno expresaba reservas sobre el costo de los cursos, la respuesta recomendada era brusca:

“Me parece difícil creer que usted invertirá en otra cosa si usted no cree en sí mismo lo suficiente para invertir en su propia educación”.

Trump se lavaba las manos
Anteriormente, cuando alguna de sus iniciativas empresariales fracasaba, Trump se distanciaba del asunto diciendo que lo único que había hecho era dar permiso para que usaran su nombre. En este caso, sin embargo, el magnate no puede negar que era propietario del negocio.

Cuando Michael Sexton, quien sería luego presidente de la institución, le propuso a Trump el proyecto, deseaba solo pagarle una suma fija a Trump a cambio del derecho a usar el nombre, pero Trump se negó, reveló Sexton en un testimonio bajo juramento.

Trump “pensaba que éste era un buen negocio y quería invertir su propio dinero”, dijo Sexton, quien eventualmente recibiría un sueldo de 250 mil dólares al año para administrar la universidad, en la que Trump poseía una participación de más del 90%. El acuerdo para la administración de la universidad “fue redactado totalmente por los abogados de Trump”, expresó Sexton.

Otros documentos demuestran que Trump y otros directivos de la universidad eran los que aprobaban y firmaban cada cheque de la organización y que el mismo Trump retiró por lo menos 2 millones de dólares de la empresa.