Decenas de miles de manifestantes venezolanos se lanzaron a las calles de la capital de la nación el sábado para lo que describieron como el impulso final para obligar a Nicolás Maduro a abandonar el poder.
“Creo que [el final] llegará muy pronto, esta semana”, dijo Barbara Angarita, de 49 años, mientras ella y miles de otros manifestantes cruzaron la Avenida Principal de las Mercedes en Caracas. “Debemos tener un país libre, gratuito para todos los venezolanos y para nuestros descendientes”.
“Siento que estamos a punto de lograr nuestro objetivo”, agregó Angarita, levantando una pancarta que decía: “Todos tenemos razones para protestar en paz”.
Alrededor de ella los manifestantes estallaron en cantos de: “Va a caer, va a caer, el gobierno va a caer”.
María Vallera, de Petare, un barrio marginal en expansión en el este de la ciudad, había llevado una estatua de la Virgen del Valle a la marcha.
“Tengo 75 años y nunca he experimentado una pesadilla como esta de hambre, miseria y escasez”, se quejó Vallera.
“[Pero] hoy me siento alegre y feliz porque tenemos una misión de fe y esperanza, con la Virgen del Valle, que nos ayudará a recuperar la Venezuela de antes, la que conocía”.
Los manifestantes también se lanzaron a las calles en otras ciudades importantes. “Mire, creo que estos son los últimos días”, dijo Alberto Paniz-Mondolfi, un médico que salió a las calles de Barquisimeto, la cuarta ciudad más grande de Venezuela.
Miles de partidarios de Maduro, muchos con camisas rojas, acudieron a una marcha rival en el centro de Caracas.
“Hay numerosos problemas que aún no se han resuelto”, dijo Gredy Arrieta, de 19 años, una trabajadora portuaria que había viajado más de ocho horas desde la ciudad de Maracaibo. “Pero [Maduro] lo ha hecho bien y ha luchado por el país”.
En la pared, junto a él, un opositor del gobierno había graffitado la palabra “tiranía” en letras grandes y rojas.
