Cabe recordar que durante las reuniones de trabajo de Morena y sus futuros candidatos, Navarro Gutiérrez era una especie de bufón
Si un espacio debe estar totalmente libre de abuso sexual ese debe ser el Congreso del Estado, cuya sede fue el marco de un caso protagonizado por el administrador del Poder Legislativo y tres veces diputado, Víctor Hugo Navarro.
El funcionario quien ya había ocupado el cargo de diputado por las siglas de Morena, citó en sus oficinas a una reportera a la cual hizo objeto de comentarios que no corresponden a un servidor público, mucho menos a un representante popular.
Aunque el hecho tuvo lugar el pasado mes de septiembre, aún tiene repercusiones en un poder que tiene por obligación representar a los bajacalifornianos en sus diversas expresiones.
Cabe recordar que durante las reuniones de trabajo de Morena y sus futuros candidatos, Navarro Gutiérrez era una especie de bufón, el hazmereir pero por no ir preparado a sesiones en las que debía rendir cuentas sobre sus avances en el distrito que buscaba representar.
Entre risa y risa el todavía novel político justificaba sus pobres resultados, pero la marea guinda encabezada por Andrés Manuel López Obrador lo llevó por los caminos del poder y como en muchos casos, se mareó al subirse a un ladrillo.
Como él, otros hombres y mujeres hicieron carrera legislativa y creyeron que fueron sus propios méritos los que los llevaron a ocupar una curul u otros puestos a los que se catapultaron desde la sede del Poder Legislativo.
Navarro Gutiérrez tuvo que renunciar al puesto de administrador del Congreso pero este debe ser apenas el primer paso de una investigación que derive en sanciones ejemplares para quienes por su investidura, deben representar al pueblo bajacaliforniano sin acosos de ninguna índole.