Cuando los mineros de oro del Ártico descubrieron a un cachorro de oso perdido e indefenso cuya madre había muerto, el pequeño no tardó en derretir sus corazones.
A medida que el cachorro huérfano empezó a confiar en los hombres, el invitado peludo pronto se sintió como un amigo de los trabajadores del remoto archipiélago de Severnaya Zemlya. Incluso le encantaban los abrazos de oso.
Pero con la tripulación programada para dejar la base cuando su contrato de trabajo llegara a su fin, el oso vulnerable tendría que valerse por sí mismo. Entre la amenaza de otros depredadores y su falta de habilidades de caza adecuadas, no podría sobrevivir sin ayuda.
Temiendo haber retrasado lo inevitable, los mineros esperaban que la gran cantidad de basura que habían dejado fuera suficiente para sostener a su amada amiga hasta que pudieran organizar una misión de rescate para ella.
Al no haber tenido ningún medio de contacto externo mientras estaban en la base, los hombres buscaron orientación en el zoológico de Moscú lo antes posible.
“Todo lo que sabíamos era que la madre del cachorro murió y que fue hace meses cuando descubrió la base atraída por el olor de la comida”, dijo a Siberian Times Andrey Gorban, director del zoológico Royev Ruchey en Krasnoyarsk.
Siguiendo el protocolo, Gorban se puso en contacto con las autoridades rusas de vida silvestre para determinar un curso de acción. Después de decidir que el cachorro era incapaz de estar solo, se envió un grupo de rescate para llevarla al zoológico.
“Para bien o para mal, alimentaron al animal en peligro de extinción y así lo domesticaron”, explicó Gorban. “Los trabajadores por turnos le salvaron la vida, el cachorro no tuvo oportunidad de sobrevivir”.
Entonces, si bien técnicamente era contra la ley que los mineros cuidaran al oso, considerando todo, al menos este cachorro ahora no tan pequeño está recibiendo la ayuda que necesita y está siendo atendido de la manera que más le convenga. sus circunstancias.
Con información de Good News Network
