La violencia durante el G-20 tendrá repercusiones para los militantes anticapitalistas

Los aliados de la canciller alemana, Angela Merkel, pidieron nuevas restricciones a extremistas de izquierda, incluido un registro a escala europea, luego de que la decisión de celebrar la cumbre de líderes mundiales del G-20 en Hamburgo terminara en violencia, enfrentamientos y heridas a cerca de 500 policías.

El coste del daño aún no se ha establecido, pero se espera que llegue a millones de euros. Merkel, que se enfrenta a una elección parlamentaria el 24 de septiembre, ha dicho que los residentes de Hamburgo que sufrieron daños serán debidamente indemnizados.

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Olaf Scholz, el alcalde de Hamburgo, por su parte, se enfrentó a los pedidos de su dimisión por las acusaciones de que había manejado mal la cumbre.

Cientos de militantes anticapitalistas descendieron sobre la ciudad incendiando coches, saqueando tiendas y lanzando cócteles molotov. La violencia dominó la cobertura de los medios de comunicación alemanes del evento, que también contó con la primera reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin.

El ministro de Justicia de Alemania, Heiko Maas, de los socios de la coalición de Merkel, dijo que el gobierno federal pondría más dinero en la prevención del extremismo de izquierda, ya que prometió que ninguna ciudad alemana volvería a tener una cumbre de líderes mundiales.

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Dijo al tabloide Bild que el G-20 había mostrado la realidad de las evaluaciones de expertos de que “Alemania ha alcanzado un punto alto histórico en términos de violencia políticamente motivada”. El hecho de que muchos de los que estaban dispuestos a cometer violencia provenía del extranjero fue un incentivo adicional para crear una base de datos sobre el extremismo, a la que todos los países europeos deberían tener acceso, dijo.

Maas describió a los manifestantes violentos como “criminales duros antisociales” que habían “cometido crímenes graves en Hamburgo, incluyendo intento de homicidio”.

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El ministro del Interior, Thomas de Maizière, afirmó que los extremistas de izquierda habían planeado más de un año para el G-20 y que “varios cientos” de personas habían sido rechazadas después de que Alemania ajustara sus controles fronterizos. “Los acontecimientos que rodean la cumbre del G-20 deben ser un punto de inflexión en nuestra visión de la escena de la izquierda de la disposición a utilizar la violencia”, dijo.

Peter Altmaier, jefe de gabinete de Merkel, dijo que el gobierno estudiará la posibilidad de cerrar centros de izquierda, como la Rote Flora en Hamburgo y la Rigaer Strasse en Berlín. “Vamos a ver cuál es el papel que jugaron Rote Flora”, dijo Altmaier, añadiendo que hay pruebas de que “muchos de los crímenes cometidos” fueron llevados a cabo por personas vinculadas al centro.

Rote Flora invitó a manifestantes de toda Europa, pero se ha distanciado de los actos de violencia.

Con información de The Guardian