Juventud, poder y visas canceladas

Pongo sobre la mesa la necesidad de que Baja California sea gobernada por personas con mayor experiencia

La reciente cancelación de las visas de no inmigrante a la gobernadora Marina del Pilar Ávila y a su esposo, Carlos Torres Torres, ha generado una ola de especulaciones y preocupación en la esfera política de Baja California, con repercusiones que alcanzan incluso a Palacio Nacional.

Aunque la gobernadora y su esposo han minimizado el hecho, señalando que se trata de un asunto administrativo sin importancia, el que se sintieran obligados a hacerlo público sugiere presiones externas con mayor poder que el que detentan.

Este episodio pone en tela de juicio no solo la transparencia y la integridad del actual gobierno, sino también la preparación y experiencia necesarias para liderar una entidad tan estratégica y compleja como Baja California. Con una ubicación geográfica que la convierte en la frontera más transitada del mundo, vastas extensiones desoladas y acceso a dos mares, el estado enfrenta desafíos únicos en términos de seguridad internacional, migración y economía binacional.

EXPERIENCIA VS JUVENTUD

La juventud aporta energía, innovación y nuevas perspectivas. Sin embargo, gobernar requiere más que ese entusiasmo; demanda juicio, templanza, sobriedad, y una comprensión profunda de las complejidades históricas, sociales y políticas.

La experiencia es la madre de la gobernanza basada en evidencia (Aristóteles en su Ética a Nicómaco). La juventud por naturaleza carece de esa capacidad (John Locke, en su Ensayo sobre el entendimiento humano). La experiencia no es un lujo, sino una necesidad en la toma de decisiones que afectan a millones.

EL EFECTO POLÍTICO DE LAS VISAS

La historia reciente del estado muestra que la falta de experiencia puede tener consecuencias graves. Las denuncias sobre bares vinculados a desapariciones de jóvenes, la banalización de la figura gubernamental a través de redes sociales, y la aparente falta de seriedad en la gestión pública son síntomas de una administración que ha priorizado la imagen sobre la sustancia. “Corazones” y “me gusta” son el emblema de este gobierno.

En este contexto, la posible candidatura de la senadora Julieta Ramírez, una joven política con fuerte presencia en redes sociales pero con escasa trayectoria al mando institucional, plantea legítimas interrogantes sobre si la capacidad para enfrentar los retos del estado debe o no estar asociada a la edad biológica y de servicio público.

Sostengo que la buena gobernanza es indisoluble de las décadas de experiencia en el servicio público y la templanza que solo otorga la madurez biológica.
¿Con 20 años más de vida y de experiencia habrían perdido la visa?

La cancelación de las visas a la gobernadora y su esposo, figuras clave en el ascenso político de la senadora Julieta Ramírez, podría afectar su viabilidad como sucesora.
Surge con fuerza el cuestionamiento sobre la experiencia y resurgen nombres como el de Norma Bustamante, actual presidenta municipal de la capital, y la diputada federal Araceli Brawn, ex presidenta de Playas de Rosarito, que no se descartan para la postulación a gobernadora.
Pero en mi columna del 9 de mayo hice un amplio análisis basado en criterios del INE y el Tribunal Electoral de por qué lo más probable es que MORENA postule a un hombre como candidato a gobernador.

MORENA OBLIGADA A POSTULAR HOMBRE

En síntesis de mi columna anterior, explico que la reforma constitucional de 2019 estableció la “Paridad en Todo”, buscando garantizar la igualdad de género en todos los niveles de gobierno.

La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha establecido que el cumplimiento de la reforma debe entenderse por ciclos de alternancia, de tal manera que obligue a que más mujeres gobiernen donde no han tenido oportunidad sustantiva.

En las elecciones de 2027, 16 estados renovarán sus gubernaturas, y al menos seis de ellos —donde las mujeres nunca han gobernado— MORENA optó por postular hombres en la elección anterior y deberá postular mujeres para cumplir con esta reforma. Estos estados son Baja California Sur, Chihuahua, Michoacán, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas.

Por tanto, aún tendrá la obligación de postular al menos a dos mujeres más como candidatas a gobernadora.

Sin embargo, la paridad no debe ser solo numérica. Debe ir acompañada de criterios de competitividad y alternancia. Postular a mujeres en estados con menor relevancia política o donde el partido tiene pocas posibilidades de ganar sería una simulación que traiciona el espíritu de la reforma.

De ahí que lo más probable es que MORENA postule por lo menos una mujer más entre Sonora y Nayarit, donde postuló hombre y ganaron; y la otra postulación saldrá de Nuevo León por sobre Querétaro debido a la influencia política del estado norteño y la baja competitividad en Querétaro.

Esto deja a Baja California para el género masculino.

¿QUIÉN SERÍA EL CANDIDATO?

Los perfiles que emergen como opciones viables para la gubernatura de Baja California en 2027 incluyen:

Armando Ayala, actual senador y ex presidente municipal de Ensenada.

Fernando Castro Trenti, actual diputado federal, exsenador y ex diplomático

Jesús Alejandro Ruiz Uribe, actual delegado federal de la Secretaría de Bienestar, ex legislador, ex dirigente partidista, es empresario y catedrático universitario.

También figuran perfiles con menor experiencia al frente de la administración pública, como Ismael Burgueño, alcalde de Tijuana, entre otros.

Lo que sostengo es que la combinación de experiencia y conocimiento del estado dan capacidad de gestión, elementos esenciales para liderar en tiempos de incertidumbre.

La juventud es valiosa y necesaria en la política, pero es un criterio incierto para asumir responsabilidades de gran envergadura en tiempos que urgen certezas. Baja California necesita líderes con experiencia, integridad y una visión clara para enfrentar sus desafíos.

La paridad de género debe ser una herramienta para fortalecer la democracia, no una excusa para perpetuar la inexperiencia o la falta de preparación. Es momento de reflexionar seriamente sobre quiénes están verdaderamente capacitados para guiar al estado hacia un futuro más justo y próspero.