De vuelta a Oscar de la Renta

Cuando murió Oscar de la Renta en octubre del 2014, se sacudió el mundo de la moda, pero en ninguna parta con tanta fuerza como en el taller de costura de De la Renta en la calles West 42nd. La suya era una empresa familiar _ su yerno Alex Bolen es el director ejecutivo _ y muchos empleados que ya tenían muchos años también se sentían como de la familia.

Laura Kim, la directora de diseño, había trabajado con De la Renta por más de una década; Fernando Garcia, un joven asistente de diseño y quien, “de facto”, convencía a las celebridades para anunciar la marca (y también era el prometido de Kim en ese momento), habían estado desde el 2009. De la Renta fue un mentor y, de muchas formas, una figura paterna para ellos.

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Sin embargo, el dolor rápidamente dio paso al pragmatismo: había que presentarles la colección 2015 previa al otoño a los minoristas y a la prensa apenas seis semanas después.

La colección se mostró como estaba programada y Bolen insistió en que Kim asumiera el papel habitual de De la Renta, reuniéndose con los asistentes y explicando la colección. Avanzó despacio, con ojos desorbitados y aterrada, a enfrentar a la multitud.

No había necesidad de estarlo. Se recibió bien a la colección, un homenaje a De la Renta con un final de “grandes vestidos de noche, como a él le gustaban”, y lo que siguió fue una de las temporadas más comercialmente exitosas en años para la casa. También fue la última que hizo Kim para la marca De la Renta.

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Cerca de dos meses antes, Bolen y De la Renta habían contratado al experimentado diseñador británico Peter Copping, a la sazón el director artístico de Nina Ricci, para que sucediera al legendario diseñador. Kim, había estado al lado de De la Renta desde el 2003, había esperado tener el empleo, pero no la tomaron en cuenta. Le prometió a De la Renta quedarse hasta que llegara Copping, pero anunció su decisión de irse después.

De la Renta había esperado trabajar junto con Copping durante meses para suavizar la transición. Sin embargo, el primer día de Copping terminó por ser el del funeral de De la Renta. La prensa recibió con entusiasmo su nombramiento, pero sus colecciones, la primera de las cuales mostró el febrero siguiente, tuvieron una recepción tibia.

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Entre tanto, Kim y Garcia aprovecharon el momento y siguieron su propio camino. Fundaron Monse, llamada así por Monserrat, la madre de Garcia, con inversiones de los padres de ambos y de un amigo de la familia Garcia. Su primera colección tenía cierto coqueteo coctelero por el que se conocía a las de De la Renta, pero con una inclinación más alocada y capciosa.

Fue un éxito inmediato, primero con las celebridades, a cuyos estilistas Garcia conocía de sus días con Oscar. Aun antes de su primer desfile, a Sarah Jessica Parker, una aficionada a Oscar, la fotografiaron con un vestido de Monse (“Nuestro público se duplicó ese día”, contó Garcia); lo mismo sucedió con Amal Clooney, quien se casó con un vestido de Oscar de la Renta.

Pronto, Lady Gaga, Selena Gomez, Kerry Washington, Jessica Chastain y Lupita Nyong’o estaban usando su ropa en programas de entrevistas y teatros, en fiestas y estrenos. Parker colaboró con Monse en un atuendo inspirado en el musical “Hamilton” para la Met Gala. Después de que Brie Larson ganara el premio a la mejor actriz de la Academia de Artes Cinematográficas este año, se presentó en la fiesta de los Oscar de Vanity Fair con un vestido recto color de rosa de Monse, con la estatuilla en la mano.

La prensa registró cada instante y el sector empezó a prestar atención. Las importantes tiendas departamentales pelearon por el derecho exclusivo a comprar la primera colección. El Council of Fashion Designers of America, el cuerpo organizador de la moda en Estados Unidos, nominó a Monse para su premio de las prometedoras; lo mismo hizo Woolmark Co., que patrocina un premio de diseño internacional.

Unos meses después, Carolina Herrera contrató a los dos diseñadores como consultores para varias colecciones. “El ojo, el talento y la energía: yo creo que tiene el paquete completo”, dijo ella. (Ya no trabajan en su compañía, la que, hace poco, anunció abruptamente el nombramiento de un nuevo diseñador, Raffaele Ilardo.) Rondaron los inversionistas.

En menos de un año, eran el nuevo equipo más de moda en el diseño. Pueden adivinar lo que sucedió después.

En julio, después de menos de dos años en la compañía, despidieron a Copping de Oscar de la Renta y la búsqueda de un nuevo sucesor llevó rápidamente a Bolen de vuelta a los diseñadores a los que había pasado por alto inicialmente.

Kim y Garcia serán los próximos directores creativos en Oscar de la Renta, y su primera colección se exhibirá en febrero. Continuarán diseñando las colecciones Monse y dividirán el tiempo entre ambas marcas. Bolen confirmó su contratación.

“En retrospectiva, metí la pata con eso”, dijo Bolen en una entrevista en el estudio Monse. “Me habría gustado que Laura llegara y golpeara la mesa y dijera: ‘Yo quiero ese trabajo’. Hablamos sobre ello. Pero yo no presioné lo suficiente y debí haberlo hecho”.

Bolen declinó hablar sobre la breve gestión de Copping y sobre las razones de su partida, y solo dijo: “El negocio de la moda funciona mejor cuando el equipo creativo y el equipo de negocios hablan el mimo idioma”. (Copping declinó hacer comentarios.)

El anuncio del retorno triunfal de Kim y Garcia a Oscar de la Renta, se da justo antes de la Semana de la Moda en Nueva York, mientras ellos y su equipo organizan el desfile primavera 2017 de Monse y agonizan por la cantidad enorme de detalles y la espera de la entrega, desde Italia, de las muestras para la pasarela.

El año del vertiginoso viaje de Kim y Garcia _ de talentos tras bambalinas a aspirantes de empresas emergentes, a favoritos de las celebridades, a directores creativos de la casa donde empezaron como aprendices _ es insólito hasta en el mundo de la moda que parece ciclismo de velocidad.

Con tres temporadas bajo el cinturón, han más que sobrepasado dos veces su oficio. Se mudaron del departamento de Garcia a un pequeño estudio y luego, a partir de julio, a un altillo en Tribeca donde la madre de Kim se instala antes de cada desfile para cocinar comida coreana y ayudar con el hilvanado a mano.

A pesar de la premura inicial, el éxito conllevó sus complicaciones. Kim y Garcia son la totalidad del equipo de diseño de tiempo completo de la marca, y a Kim, acostumbrada a un gran equipo de apoyo en Oscar de la Renta, le estaba resultando difícil operar una compañía con un presupuesto ajustado. Aceptó la consultoría en Carolina Herrera para tener un ingreso extra.

“La colección de otoño fue realmente dura”, comentó. “Estábamos pasando por muchos cambios en nuestra vida. La forma en la que estábamos trabajando, la forma en la que vivíamos, la forma en la que veíamos las cosas”. contó que había estado administrando la producción de la colección y trabajando en el diseño. Entre tanto, ella y Garcia habían terminado su relación romántica, pero continuaban con la sociedad, un cambio que ambos describieron como algo positivo.

En las oficinas centrales de Monse, el ánimo es alto y el retorno a Oscar de la Renta promete aliviar parte de las presiones logísticas. Bolen dijo que los términos de su contrato incluyen el apoyo a Monse por medio de la asistencia con la producción y la distribución.

Kim dijo que era demasiado pronto para empezar a hablar de su visión para Oscar de la Renta, pero reconoció que tiene mucho en mente a quien fuera su jefe.

“Siempre recuerdo que Oscar quería lo más nuevo”, comentó. “Creo que él quería que avanzáramos, pero lo mantuviéramos muy Oscar. El era el que nos empujaba para ver lo más nuevo, las ideas y los materiales más jóvenes”.

Matthew Schneier
© 2016 New York Times News Service