El presidente chino, Xi Jinping, ha presidido una espectacular exhibición de fuerza militar y política, ordenando a los miembros de sus 2,3 millones de efectivos armados que “sigan inquebrantablemente el liderazgo absoluto del Partido Comunista de China”.
Xi Jinping vistió uniformes de camuflaje para el desfile del domingo por la mañana, que marcó el 90 aniversario de la creación del Ejército Popular de Liberación de China, el 1 de agosto de 1927.
La procesión tuvo lugar en un campo de 1.000 kilómetros cuadrados arrastrado por arena que los medios de comunicación estatales describieron como la respuesta de China al centro de entrenamiento nacional Fort Irwin de Estados Unidos en el desierto de Mojave.
Los periodistas extranjeros no fueron invitados a ser testigos de los procedimientos en la base de entrenamiento militar de Zhurihe, 400 kilómetros al noroeste de Pekín en Mongolia Interior.
Sin embargo, los medios de comunicación de China dijeron que cerca de 12,000 soldados, más de 100 tipos de aviones y 600 piezas de material militar fueron puestos en exhibición en el extenso campamento del desierto.
Los sistemas de armas en la demostración incluyeron aviones de combate J-15, el combatiente de la cautela J-20, los tanques de batalla del “tipo 99”, los misiles antitanques de la flecha roja y los bombarderos H-6K.
El desfile concluyó con China mostrando una nueva generación de misiles intercontinentales – el Dongfeng-31AG – que, con un alcance de unos 11.000 km, son capaces de golpear la mayor parte de los Estados Unidos.
Mientras Xi Jinping pasaba por encima de un jeep de respaldo abierto, miles de soldados dispararon: “Sirva al pueblo! ¡Sigue al partido! ¡Luchar para ganar!”
En la superficie, el desfile del domingo fue una exhibición impresionante de la destreza militar cada vez más sofisticada de China. “Un ejército fuerte es la columna vertebral de un país fuerte”, se jactaba un comentarista narrando una transmisión en vivo del evento.
Con información de The Guardian
