CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Durante la apertura de la Primera Exposición Canina realizada el viernes 12 en el Zócalo, el jefe de gobierno local Miguel Ángel Mancera recibió la solicitud y documentación por parte de la Federación Canófila Mexicana para declarar a la raza de perros Xoloitzcuintle como patrimonio e icono de la Ciudad de México.
En los medios, donde se dio por hecho la declaratoria, se destacó que se trata de una especie que data de la época prehispánica. Y con ánimo de destacar su valor cultural, se recordó que la coleccionista de arte Dolores Olmedo gustó de estos animales y su casa convertida ahora en museo, ubicado en Xochimilco, cuenta con algunos ejemplares. Entre los lectores no faltó quién comentara que en realidad no son endémicos de México, sino llegados a la antigua Nueva España con la Nao de China.
Mancera señaló en su discurso que es un perro milenario, originario de esta ciudad que, según él, ya cuenta con varios símbolos, entre ellos “la marca CDMX” (se recordará que la registró como una marca comerciable en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial), el Ángel de la Independencia, su gastronomía y gente. E informó:
“Hoy la Federación Canófila Mexicana nos hace la propuesta para nombrar al legendario perro Xoloitzcuintle como icono de la Ciudad de México; yo espero el documento (…) Aquí está pues el documento de esta propuesta para que se designe al Xoloitzcuintle (…) ‘Perro de la Ciudad de México, patrimonio de esta capital’.”
En un texto publicado en julio de 2014 por la asociación de Amigos del Museo de Arte Popular de la Ciudad de México en su página web, firmado por Patricia Gout, se explica que el perro sí es endémico de México y menciona que hay especialistas que aseguran tiene “más de 5 mil años de existencia y la evidencia arqueológica sugiere que los xoloitzcuintles acompañaban al hombre en sus migraciones a través del estrecho de Bering”.
Así pues, “puede considerarse como uno de los perros más antiguos del mundo y ciertamente el más antiguo de América”.
Su nombre proviene del náhuatl: Xólotl significa extraño e itzcuintli, perro. Se ha dicho ya que está relacionado con los rituales de la muerte, pues acompañaba a sus amos en su viaje al inframundo, y por eso se han encontrado restos de animales con entierros humanos y figurillas de cerámica representando al perro. Y está asociado también a la alimentación, porque era un animal de cría engordado para tal fin.
El texto refiere que artistas como Frida Kahlo, Diego Rivera, Rufino Tamayo y Raúl Anguiano adoptaron al perro como uno de los símbolos nacionalistas. En la página (www.amigosmap.org.mx/2014/07/31/el-xoloitzcuintle-o-perro-azteca/) se pueden ver retratos de la pintora Kahlo acompañada de un par de ejemplares.
Destaca Gout:
“A pesar de sus miles de años de historia en nuestro país, la raza no recibió reconocimiento oficial en México sino hasta los años cincuenta, en que la Federación Canófila Internacional comprendió que la raza desaparecería si no se tomaban medidas drásticas para protegerla. Así se promovió una importante expedición en 1954 con expertos mexicanos y británicos para encontrar xoloitzcuintles puros en las áreas más remotas de México.”
Cuenta que se encontraron diez ejemplares de raza pura, sanos, y con ellos se hizo un programa para revivir la raza. Pero admite que hay también un factor económico, pues un ejemplar llega a alcanzar hasta los dos mil dólares de precio, por “su valor histórico, cultural y biológico” y su “relativa escasez”.
Y revela al tiempo que se pronuncia por proteger al animal como patrimonio:
“Recientemente, los promotores de esta raza, representados por Jorge Hank Rohn, quien ha tenido 10 mil xoloitzcuintles a lo largo de su vida y es uno de sus criadores más importantes, están promoviendo la iniciativa de que este perro se convierta en patrimonio de México. Toda la documentación necesaria –incluidas las conclusiones científicas– se están preparando para presentarse a la UNESCO el próximo mes de mayo.”
El club deportivo Tijuana, propiedad del empresario, lleva por nombre Xoloitzcuintles, aunque se reduce a Xolos de Tijuana.
Hasta ahora no ha habido candidatura oficial ante la UNESCO, ni la propuesta aparece en la Lista Indicativa (que resulta previa a las candidaturas formales), pero si Mancera acepta la propuesta de declarar al Xoloitzcuintle, podría despertar ese viejo interés.
Sin duda habrá cuestionamientos por la inquietud de que no se trate sólo de un interés histórico cultural o de preservación de la fauna endémica de la Ciudad de México. En ese sentido vale recordar que es también originario de esta ciudad el axolotl de Xochimilco, cuya sobrevivencia está amenazada por el deterioro del medio ambiente, y que sería un digno competidor en aquello de convertirse en “símbolo de la ciudad” y ayudaría a crear conciencia del riesgo de su extinción.
